Verdades y mentiras Papá Noel o Santa Claus se ha convertido en un personaje imprescindible en épocas de Navidad. Conozcamos más sobre su cambiante imagen y el origen de su importancia.
Esta Navidad no vendrá Papá Noel y la verdad, tampoco lo espero. Es más, nunca lo esperé. La poca diligencia de mis padres hizo que descubriera rápidamente el origen humano de los regalos. De esta manera, a una edad muy temprana, aprendí a traducir las mágicas palabras de "¿qué quieres que te traiga Papá Noel esta Navidad?", por el verdadero "¿qué te regalo este 25 de diciembre?".
Ese día, en la calle, en medio de melancólicos villancicos y una espesa neblina de humo producto de los juegos artificiales, la realidad era distinta. Mis amigos se dividían en dos grupos, los que mostraban orgullosos sus regalos, y quienes con la parquedad que impone la decepción, manifestaban que Papá Noel, una vez más, no acertó con lo solicitado. El sentimiento de culpa los invadía, y tras una alegría disimulada susurraban, "quizás no me porté tan bien".
Ahora, reflexiono y concluyo, que no hay niño que actúe mal. Si hay un culpable, debe ser Papa Noel. De esta manera voy en busca del origen de este gordito bonachón.
¿DE DÓNDE ERES PAPÁ NOEL?
Actualmente es inevitable tener una interrogante y no recurrir a este moderno sabelotodo llamado Wikipedia. Este fabricante de respuesta aligera mis dudas y afirma mis convicciones: Papá Noel es un ardid de la modernidad.
Descubro que Papá Noel o Santa Claus es un personaje legendario cuya característica principal es vestir de rojo y blanco y traer regalos a los niños cada 25 de diciembre. Sin embargo, esta imagen es bastante moderna, su origen tiene mucho de mítico fusionado con estrategias comerciales oportunas.
La figura de Santa Claus fue inspirada en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás de Bari, quien vivió en el siglo IV en Anatolia, actual Turquía.
Según los relatos, San Nicolás de Bari era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún hoy se conservan sus restos en la basílica de Bari, Italia, donde fue trasladado en el año 1,087.
Se estima que Nicolás de Bari nació en el año 280. A los 19 años se ordenó como sacerdote. Según se manifiesta, su amor por los niños era descomunal, su fama incrementó cuando un desquiciado ladrón acuchilló a varios niños.
Dicen que enterado de la tragedia y con los niños entre sus brazos, el santo rezó por ellos, el milagro se produjo y los niños sanaron inmediatamente. Este suceso aumentó su popularidad, siendo nombrado Santo Patrón en diversos lugares como Grecia, Turquía y Rusia.
No solo aumentó su fama, también crecieron sus cualidades. Ahora, no solo hacía milagros, sino que también regalaba obsequios. El origen de su carácter dadivoso se remonta a la historia de un empobrecido hombre, padre de tres hijas, quienes estaban condenadas a ser solteronas, debido a que su progenitor no contaba con la dote necesaria para casarlas.
Nicolás de Bari se enteró de la tragedia y mientras todos dormían, en el silencio de la noche ingresó por la ventana y puso una bolsa de oro dentro de cada uno de los calcetines de las niñas, quienes tenían por costumbre colgarlos sobre la chimenea para secarlos.
LAS CONQUISTAS DE NICOLÁS DE BARI
El nombre de Nicolás de Bari extendió sus dominios en gran parte de Europa, especialmente Alemania y Holanda, convirtiéndose en patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Ámsterdam.
Posteriormente, cuando los holandeses colonizaron Nueva Ámsterdam, actual isla de Manhattan, erigieron una imagen de San Nicolás, haciendo todo lo posible para mantener su culto en el Nuevo Mundo.
Papa Noel estaba instalado en América. Su fama se incrementaría gracias al escritor estadounidense Washington Irving, quien trazó un cuadro satírico de las costumbres holandesas en un libro titulado La historia de Nueva York según Knickerbocker.
En este libro, Irving despojaba a San Nicolás de sus atributos obispales y divinos y lo humanizaba, convirtiéndolo en un hombre mayor, grueso, generoso y siempre sonriente, vestido con un sombrero de alas, calzón y pipa holandesa.
Según el relato de Irving, cuando Santa Claus llego a Nueva York a bordo de un barco holandés, no pudo con su genio y empezó a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo mágico, el mismo que arrastraba un trineo prodigioso. Posteriormente el reno Rudolf sustituiría al equino.
Washington Irving denominó a este personaje "guardián de Nueva York", lo que agradó a los norteamericanos de origen inglés, quienes comenzaron a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, convirtiendo el "Sinterklaas" holandés en el "Santa Claus" norteamericano.
En 1823, un poema anónimo titulado "Una visita de San Nicolás", publicado en el periódico "El Centinela" de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje.
El anónimo poema había sido escrito por un oscuro profesor de teología, Clement Moore, quien lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico. Recién en el año de 1862, ya octogenario, Moore reconocería su autoría.
En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre, típico de la tradición holandesa, al 25 de diciembre, influyendo en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad.
PAPÁ NOEL EN TIEMPOS MODERNOS
Sin embargo, sería el siglo XIX, la época en que la popularidad de Papá Noel extendería sus dominios. El encargado seria un inmigrante alemán llamado Thomas Nast, quien había alcanzando gran prestigio como dibujante y periodista en Nueva York.
En 1863, Nast publicó en un periódico local su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento.
Los dibujos de Nast presentaban a Santa Claus con una figura próxima a la de un gnomo. Sus dibujos de los años siguientes fueron transformando sustancialmente la imagen de Santa Claus. De esta manera, Papá Noel se hizo más alto, adquirió una barriga imponente, mandíbula ancha y fue adornado de elementos como el ancho cinturón, una pipa entre los dedos y plantas como el abeto, el muérdago y el acebo.
Posteriormente, las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa. Nast no perdió la oportunidad de darle vida a Papá Noel y pintó su abrigo de un rojo muy intenso.
En esos mismos años, el impresor de Boston Louis Prang, publicó en 1886, postales navideñas en las que se apreciaba un Santa Claus vestido de rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación popularizó la figura de este personaje.
Numerosas tiendas y negocios comenzaron a usar a Santa Claus con fines publicitarios. Desde aquella época se hizo habitual que, durante las celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él haciendo propaganda de todo tipo de productos.
La segunda mitad del siglo XIX sería trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Sus rasgos y atributos más típicos fueron fijados en la sociedad.
Asimismo, se iniciaría un proceso de progresiva laicización del personaje, dejando de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos, y convirtiéndose en un emblema cultural de la sociedad moderna.
Las personas de diferentes credos y costumbres aceptaron abiertamente los mensajes de paz, solidaridad y prosperidad que acompañan a la imagen moderna de Papá Noel.
Papá Noel o Santa Claus dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales.
PAPÁ NOEL
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