Rafael Alberti Merello nació en el Puerto de Santa María, Cádiz, el 16 de diciembre de 1902, quinto de los seis hijos que tuvo el matrimonio de Agustín y María, nieto de bodegueros proveedores de las cortes europeas. En 1917 se trasladó con su familia a Madrid, para dedicarse a copiar pinturas en el Museo del Prado, vocación que prefirió al bachillerato, que jamás terminaría.
A Pablo Neruda
con Chile en el corazón No dormiréis, malditos de la espada, Cuervos nocturnos de sangrientas uñas, Tristes cobardes de las sombras tristes, Violadores de muertos
No dormiréis.
Su noble canto, su pasión abierta, Su estatura más alta que las cumbres, Con el cántico libre de su pueblo Os ahogarán un día.
No dormiréis.
Venid a ver su casa asesinada, La miseria fecal de vuestro odio, Su inmenso corazón pisoteado, Su pura mano herida.
No dorsmiréi.
No dormiréis porque ninguno duerme. No dormiréis porque su luz os ciega. No dormiréis porque la muerte es sólo Vuestra victoria.
No dormiréis jamás porque estáis muertos.
Arriba
Agua de Roma
Oyes correr en Roma eternamente, En la noche, en el día, a toda hora El agua, el agua, el agua corredora De una fuente a otra fuente y otra fuente.
Arrebatada, acústica, demente, Infinita insistencia corredora, Cante en lo oscuro, gima bullidora, Es su fija locura ser corriente.
Ría de un ojo, llore de unos senos, Salte de un caracol, de entre la boca De la más afilada dentadura.
O de las ingles de unos muslos llenos, Correrá siempre, desbandada y loca Libre y presa y perdida en su locura.
Arriba
Balada del que nunca fue a Granada ¡Qué lejos por mares, campos y montañas! Ya otros soles miran mi cabeza cana. Nunca fui a Granada. Mi cabeza cana, los años perdidos. Quiero hallar los viejos, borrados caminos. Nunca vi Granada.
Dadle un ramo verde de luz a mi mano. Una rienda corta y un galope largo. Nunca entré en Granada. ¿Qué gente enemiga puebla sus adarves? ¿Quién los claros ecos libres de sus aires? Nunca fui a Granada.
¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone Cadenas al habla de sus surtidores? Nunca vi Granada.
Venid los que nunca fuisteis a Granada. Hay sangre caída, sangre que me llama. Nunca entré en Granada.
Hay sangre caída del mejor hermano. Sangre por los mirtos y aguas de los patios. Nunca fui a Granada.
Del mejor amigo, por los arrayanes. Sangre por el Darro, por el Genil sangre. Nunca vi Granada.
Si altas son las torres, el valor es alto. Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.
Arriba
Canto, río, con tus aguas Canto, río, con tus aguas:
De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran.
Yo nunca seré de piedra. Lloraré cuando haga falta. Lloraré cuando haga falta. Lloraré cuando haga falta.
Canto, río, con tus aguas:
De piedra, los que no gritan. De piedra, los que no ríen. De piedra, los que no cantan. rriba Yo nunca seré de piedra. Gritaré cuando haga falta. Reiré cuando haga falta. Cantaré cuando haga falta.
Canto, río, con tus as:gua
Espada, como tú, río. Como tú también, espada. También, como tú, yo, espada.
Espada, como tú, río, Blandiendo al son de tus aguas:
De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no gritan. De piedra, los que no ríen. De piedra, los que no cantan.
Arriba
Colegio Veo los años, Los mismos que ahora escucho volver a mí esta tarde colgados de sotanas, Espantajos oscuros, Henchidos como cerdos de pez muerta que fueran navegando, Dejando tras de sí una cola de tinta goteada de esperma sucia y vómito. Oigo cómo me invaden crucifijos, Despiadadas penumbras de toses con rosarios y víacrucis Y un olor a café, a desayuno seco, Descompuesto en las bocas tibias de los confesionarios. No es posible que vuelva este mismo paisaje, Que reconquiste ni por un momento su sueño embrutecido de moscas, Formol y humo. No es posible otra vez este retrete sórdido de hábitos con eructos y sopa de tapioca. No es posible, no quiero, No es posible querer para vosotros la misma infancia y muerte.
Arriba
Desahucio Ángeles malos o buenos, Que no sé, Te arrojaron en mi alma. Sola, Sin muebles y sin alcobas, Deshabitada. De rondón, el viento hiere Las paredes, Las más finas, vítreas láminas. Humedad. Cadenas. Gritos. Ráfagas. Te pregunto: ¿Cuándo abandonas la casa? Dime, ¿Qué ángeles malos, crueles, Quieren de nuevo alquilarla? Dímelo.
POEMAS DE RAFAEL ALBERTI
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