Beber café e incluso aplicarlo directamente sobre la piel puede resultar eficaz para prevenir el cáncer de piel provocado por la exposición excesiva al sol. Según un estudio de la Universidad de Rutgers (EE UU), la cafeína actúa a nivel molecular inhibiendo una proteína en la piel llamada ATR que, al ser neturalizada, lleva a la destrucción de las células dañadas por los rayos ultravioletas.
Los investigadores modificaron genéticamente ratones para reducir en su piel la función de la proteína ATR, clave en la multiplicación de células de la piel dañadas por los rayos ultravioletas del sol. Después de 19 semanas de exposición a la luz ultravioleta, los ratones modificados desarrollaron un 69% menos de tumores y los desarrollaron cuatro veces menos tumores invasivos. Sin embargo, los efectos protectores no fueron permanentes. Después de 34 semanas de exposición a los rayos ultravioletas, todos los ratones desarrollaron tumores, según publica hoy la revista PNAS.
"La cafeína podría convertirse en un arma eficaz en la prevención del cáncer porque inhibe la ATR y actúa como protector solar absorbiendo la luz ultravioleta", asegura Allan Conney, coautor del estudio, que tiene previsto probar ahora a través de nuevos experimentos la eficacia del uso tópico de esta sustancia en humanos.
Los investigadores modificaron genéticamente ratones para reducir en su piel la función de la proteína ATR, clave en la multiplicación de células de la piel dañadas por los rayos ultravioletas del sol. Después de 19 semanas de exposición a la luz ultravioleta, los ratones modificados desarrollaron un 69% menos de tumores y los desarrollaron cuatro veces menos tumores invasivos. Sin embargo, los efectos protectores no fueron permanentes. Después de 34 semanas de exposición a los rayos ultravioletas, todos los ratones desarrollaron tumores, según publica hoy la revista PNAS.
"La cafeína podría convertirse en un arma eficaz en la prevención del cáncer porque inhibe la ATR y actúa como protector solar absorbiendo la luz ultravioleta", asegura Allan Conney, coautor del estudio, que tiene previsto probar ahora a través de nuevos experimentos la eficacia del uso tópico de esta sustancia en humanos.
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