Si le pides a un niño de tres años que coloree un árbol, es muy posible que use el naranja para el tronco y un azul chillón para las hojas, o cualquier otra combinación psicodélica. Normalmente, los educadores basaban ese gusto por los tonos llamativos en la poderosa imaginación infantil, pero un estudio de la Universidad de Wisconsin ha llegado a una conclusión bien distinta: los críos no saben cuáles son los colores reales de las cosas.
Según la psicóloga Vanessa Simmering, directora de la investigación, hasta los cinco años no adquirimos la capacidad de asociar los objetos de la realidad circundante con un color determinado. De ahí que, cuando llega la hora de pintar, los más pequeños elijan al azar los tonos que más les llaman la atención, que lógicamente son los más luminosos y estridentes.
Según la psicóloga Vanessa Simmering, directora de la investigación, hasta los cinco años no adquirimos la capacidad de asociar los objetos de la realidad circundante con un color determinado. De ahí que, cuando llega la hora de pintar, los más pequeños elijan al azar los tonos que más les llaman la atención, que lógicamente son los más luminosos y estridentes.
Leave a comment