La laberintitis
Es una enfermedad del oído, que aqueja sus canales internos o laberinto y que afecta la estabilidad del ser humano. En los últimos meses se han registrado constantes casos de esta enfermedad que está afectando sobre todo a jóvenes de entre 25 a 35 años. Por: Pamela Galarreta Santillana
Algunos estudios indican que la laberintitis es una enfermedad vírica, es decir, que se propaga de similar manera que el sarampión, influenza o varicela. Los síntomas empiezan con un cuadro severo de vértigo que aumenta con los movimientos de la cabeza seguido por un intenso dolor. A estas alturas el equilibrio ya está afectado y es muy difícil mantenerse en pie.
La duración de este síntoma dependerá de la edad del paciente, su actividad física y otros factores que afectan la compensación. Otro de los síntomas es el movimiento involuntario de los ojos, hipoacusia en el oído, náuseas o vómitos y zumbidos.
TIPOS
Existen varios tipos de laberintitis. La denominada serosa consiste en el inflamación del oído interno producida por irritación química o tóxica del laberinto membranoso, y puede generarse en el transcurso o término de una otitis aguda o crónica, un traumatismo o durante una intervención quirúrgica.
Otra variación es la que causa somnolencia profunda, amnesia o pérdida del conocimiento. Claro está que llegado a este nivel la enfermedad está en un nivel más avanzado y se requieren medicamentos más fuertes para aliviar los síntomas.
Si bien la laberintitis es causada principalmente por una afección al oído, existen otras causas de reciente descubrimiento que evidencian su aflicción como por ejemplo, el excesivo consumo de alcohol, las alergias, el tabaquismo y, sobre todo, el estrés, un factor importante que se debe tener en cuenta considerando el rango de edades en las que se está presentando la enfermedad.
TRATAMIENTO
¿Cuál es el tratamiento de la laberintitis? En su etapa inicial este mal puede aliviarse con el descanso absoluto. Se recomienda al paciente permanecer recostado en un lugar de luz tenue y no realizar movimientos bruscos. La recuperación puede ser total en un lapso de ocho a diez días.
En la fase aguda, se suministran sedantes y antibióticos. Toma mayor cantidad de tiempo la recuperación pero no se han registrado secuelas que no puedan ser superadas por sesiones de rehabilitación.
Ya está advertido entonces. Si empieza a sentir mareos, calores o vértigo sin motivo, acuda rápidamente al doctor a realizarse los chequeos respectivos. Así evitará que la situación se agrave y deba permanecer en descanso por más tiempo.
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