Generalmente, el mejor lugar para empezar de nuevo es justo donde estás. Antes de querer cambiar el mundo, ¡considera primero cambiar tu forma de pensar! Cuando tú cambias, tu realidad cambia, es una ley.
Todos fracasamos. Pero el fracaso no es lo que duele. Lo que duele es saber que no hicimos nuestro mejor esfuerzo.
Ten la disciplina de hacer esas pequeñas cosas que no te gustan y podrás dedicar tu vida a las grandes cosas que sí te gustan. Las personas felices no sólo aceptan los cambios; ¡les dan la bienvenida! Son el tipo de gente que dice: «¿Por qué querría que mis próximos cinco años fueran como los cinco anteriores?»
Cuando nos aferramos a las cosas, a las personas o al dinero, ¡nos convertimos en prisioneros suyos! El reto de la vida consiste en valorar todo y no apegarse a nada.
Acerca de dar consejos: si las personas no te los piden, ¡seguramente es porque no los quieren!
La primera ley de la expansión es «el orden». Para que algo crezca necesita un método. Observa las flores; parte una naranja; fíjate en la simetría de los árboles y las colmenas. En ellos encontrarás disciplina. La naturaleza conserva lo esencial y desecha lo superfluo. A eso se le llama organización.
La motivación resulta de hacer las cosas, no de pensar en ellas.
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