Hábitos saludables y sencillos ejercicios y trucos mejoran el funcionamiento de nuestro almacén de los recuerdos
La memoria es un almacén de recuerdos de un funcionamiento, en ocasiones, desconcertante. Puede mostrar una agilidad inesperada y, por el contrario, dejarnos en la estacada en las situaciones más triviales.
La condición de una buena o mala memoria depende, entre otros factores, de la capacidad de concentración, el nivel de estrés, la dieta, la edad, la tendencia genética, la calidad del sueño, los hábitos tóxicos y la actividad intelectual.
Su desarrollo y la capacidad de retener imágenes se modifica a partir de los 30 años, cuando comienza un declive de las capacidades intelectuales que se acelera con la vejez. Unos hábitos saludables y unos sencillos ejercicios y trucos son la clave para conservar una memoria "de elefante". Haga gimnasia mental.
El cerebro es un órgano que necesita actividad para ofrecer un rendimiento adecuado a sus posibilidades. Si no se ejercita, disminuye su capacidad para pensar y recordar. Ejercite la memoria practicando con cosas simples. Haga crucigramas, memorice la lista de la compra, recuerde detalles de una película o un libro, o lo que ha desayunado o qué ropa llevaba, etc. Según los expertos, el 80% de la memoria de las cosas lejanas es guardada de una forma visual, más que en palabras.
Por ejemplo, si pierde las llaves del coche, piense en su propia imagen cerrando el coche y luego vea qué hizo a continuación. Anote la información. Los datos se retienen con más facilidad si se escriben. Disponga de un corcho o una agenda calendario en la que pueda ver todas las cosas que debe recordar. Repase la información que desea recordar en cuanto se la hayan dado. Inténtelo al cabo de 24 horas y, por último, una semana después.
Las acciones son más eficaces que los pensamientos. Mnemónica. Un aliado eficaz. Utilice la mnemónica ("arte de la memoria"). Recuerde cosas con el uso de la fantasía y con la asociación a objetos fijos. Intente recordar palabras raras o inusuales por la asociación con cosas sencillas. Ejemplo: sulfuroso-sulfito y sulfúrico-sulfato / oso toca el pito, Perico toca el silbato. Exagere lo que quiere recordar o hágalo absurdo, divertido o incluso grosero. Emplee los colores para reforzar su imaginación. Todos conocemos un sencillo código de colores que nos permite ilustrar conceptos abstractos: el verde de la esperanza, el rojo del amor... Ponga sus imágenes en movimiento. Sepa que recordamos mejor los objetos en movimiento que los estáticos. Emplee el sentido del humor e introduzca notas cómicas. Nos cuesta menos recordar las cosas que nos hacen reír. Objetivo: un cerebro bien alimentado Cuide su riego sanguíneo. Si la sangre que pasa por los capilares del cerebro no es rica en oxígeno y nutrientes, su rendimiento no será ni mucho menos el adecuado. Las personas que padecen de mala circulación y no se cuidan sufrirán a largo plazo problemas para pensar, aunque realicen actividades estimulantes.
Evite los alimentos, como las grasas saturadas, que producen el llamado colesterol malo, obstruyen las arterias e impiden que el oxígeno llegue al cerebro. Tome verduras y frutas frescas (sobre todo cítricos). También son buenos los frutos secos, la pasta, las legumbres y alimentos que contengan magnesio, yodo y fósforo. No olvide las vitaminas. El cerebro fabrica una sustancia llamada fosfatidil serina (FS) que sirve para mantener en buen estado las membranas celulares. Para poder generarla de forma adecuada necesita vitaminas como la B12 (vísceras, sardinas, jamón serrano) y el ácido fólico (germen de trigo, legumbres, escarola).
Enemigos a evitar
Prescinda del el alcohol, el tabaco y las drogas: favorecen la proliferación de los radicales libres y, sobre todo, interfieren en la síntesis de neurotransmisores, lo que perjudica a la actividad cerebral. Alcohol. El consumo semanal superior a tres copas de vino disminuye nuestra memoria y envejece de forma prematura el cerebro. Tabaco. La nicotina afecta al riego sanguíneo y disminuye nuestra capacidad de atención y retención. Falta de descanso. La asimilación y memorización de lo que hemos aprendido a lo largo del día se consolidan durante el sueño. Juegos de memoria Ponga una serie de objetos diferentes sobre una mesa y tápelos con un paño. Descubra la tela durante tres minutos; vuelva a tapar y trate de recordar todos los artículos, los de determinado color, etc.
Los juegos de mesa son muy eficaces. El de las parejas es uno de ellos. Se pone boca abajo un juego duplicado de tarjetas mezcladas y en las que existe un determinado número de parejas coincidentes. En cada turno, el jugador levantará dos cartas tratando de encontrar la pareja. El juego de la maleta. ¿Qué llevarías en una maleta en un viaje a...? Cada jugador nombra un objeto, el siguiente deberá repetir todos los anteriores y añadir uno nuevo.
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