"Se nos acabó el año", esa es una frase que hoy se escucha por todos lados, es que parece que a medida que vamos envejeciendo el tiempo se nos pasa mas rápido de lo que quisiéramos.
El tiempo parece que tiene más que ver con el uso que hacemos de él, más que con la objetividad de sus mediciones. Creo que los chilenos en general somos malos en la administración de éste y siempre tenemos la sensación de que escasea cuando lo que en realidad ocurre es que vamos teniendo otras prioridades. Es por esto que a mi juicio no es valido decir que no tenemos tiempo, debiéramos decir que tenemos otras prioridades, y por lo tanto lo real es que no nos hacemos el espacio para lo que probablemente sea importante porque estamos tapados de cosas urgentes.
Este es es un buen punto en la evaluación del año 2011, pensemos a que le dimos énfasis en el manejo de nuestros tiempos. Cuales fueron las cosas que ocuparon gran parte de nuestro quehacer y de nuestras prioridades y quizás nos debiéramos preguntar cuanto tiempo le dedicamos al Amor en el mas amplio sentido y cuanto se lo regalamos a nuestros deberes y a ese sin numero de cosas urgentes pero de poca trascendencia para nuestras vidas.
Pero el tiempo y el manejo de este es sólo una dimensión para poder evaluar un año y creo que la más profunda evaluación que siempre hacemos para decir que fue un buen o un mal año, tiene que ver la presencia o no de pérdidas afectivas o materiales y cuantos problemas tuvimos que enfrentar. Si fueron pocos entonces vamos a tender a decir que tuvimos un buen año , o un año plano como muchas veces me dicen en los talleres. Si hubo dolores, problemas económicos o situaciones complicadas, entonces fue un mal año.
Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos, hay años de fuertes aprendizajes y hay años que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que podamos evaluar un año tendría más que ver con cuanto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Veamos que aprendimos de este año y que fuimos capaces de agradecer, quizás esto nos de la pauta de cómo decidimos empezar el 2012 el que ojalá nos traiga algunos regalos y misterios para poder ser cada día mejores personas.
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