Dice Cristóbal Jodorowsky que definirnos es obedecer. Cada vez que decimos "yo soy...",
estamos siendo fieles al destino impuesto por el árbol genealógico. Contínuamente definimos nuestra dimensión psíquica con etiquetas que nos coloca la familia, a veces por victimizarnos, a veces por justificar nuestros actos (como el cuento del escorpión), a veces para responder una cuestión, otras por sentirnos parte del clan o incluso para poder orientarnos.
Pero definirnos es limitarnos, es no darnos la oportunidad de cambiar.
A cada instante mutamos, lo que éramos hace un minuto, ya no lo somos y lo que somos cambiará en el minuto siguiente, ¿por qué ese empeño en fosilizar lo que somos? Cada vez que nos describamos, podemos sustituir "soy..." por "en tal circunstancia pensé, sentí, deseé, hice... así". ...
y recordemos el diálogo de Alicia con la oruga: La oruga le pregunta a Alicia: -¿Quién eres tú? Alicia responde: - Pues verá usted, señor..., yo..., yo no estoy muy segura de quién soy, ahora, en este momento; pero al menos sé quién era cuando me levanté esta mañana; lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces. - ¿Qué es lo que quieres decir?- dijo la oruga con severidad- ¡Explícate! - Mucho me temo, señor que no sepa explicarme a mí misma, pues no soy la que era, ¿ve usted?
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