Sabe controlarse en las situaciones críticas o ¿Está usted en camino de un infarto?
[Pongamos por ejemplo un caso hipotético, pero común: Anita Juárez y Ricardo Huerta están enojados porque su patrón acaba de anunciar un recorte personal y les ha pedido a 40 compañeros de ellos que vacíen sus escritorios y se marchen. Anita irrumpe en al oficina del patrón y le protesta airadamente. Por la noche arremete contra su marido. -Sigues sulfurándote así, un día te estos te dará un infarto- le advierte él.
icardo esta tan molesto como ella, pero, por temor a quedarse sin empleo, no dice nada. En casa abre una cerveza y se pone a rumiar su indignación en silencio frente al televisor. Entonces su mujer le dice: -Si sigues aguantándote los disgustos, el día menos pensado te infartarás.
¿uál de los dos tiene razón? ¿Que es mejor para la salud: expresar la ira o contenerla? ¿Que es mas conveniente para la vida profesional? ¿Y para el matrimonio? Los estudios mas recientes sobre el tema nos brindan algunas respuestas.
"n una antigua etapa de nuestra evolución, el enojo era importante para sobrevivir. Nos preparaba para atacar y vencer a quien nos lo causaba", afirma el psicólogo Aron Siegman. Dado su origen primitivo, no es de extrañar que este sentimiento a menudo incite a la acción.
ace dos décadas se llegó a la conclusión de que reprimir la ira era dañino y expresarla era benéfico. La psicología popular adoptó el alarido primitivo como panacea: "deshóguese y se sentirá mucho mejor". Mas tarde, los investigadores asociaron las cardiopatías con ciertos rasgos de carácter, y el "emocionalismo" comenzó a perder popularidad.
nos cardiólogos de San Francisco que en los años 60 efectuaron un estudio con 3400 hombres observaron que los temperamentos impacientes y agresivos (clasificados como de personalidad tipo A) eran más propensos a contraer males del corazón que los tranquilos (personalidad tipo B). La vida acelerada y competitiva parecía ser la antesala del infarto.
in embargo, al principios de los años 80, una serie de estudios demostraron que el riesgo de contraer afecciones cardiacas no era mayor entre los individuos de personalidad tipo A. surgió entonces la teoría de la hostilidad, uno de cuyos precursores, el doctor Redford Williams, director de investigación de la conducta en la Universidad de Duke, averiguó que, si bien la mayoría de los rasgos de la personalidad A no contribuyen al desarrollo de las cardiopatías, hay uno que si las favorece, y de manera decisiva: el enojo hostil.
illiams elaboró un cuestionario para determinar el grado de hostilidad de las personas (ver la pagina siguiente), y con base en él identificó cuna personalidad hostil, o de tipo H, en la cual agrupó a las personas suspicaces, desconfiadas, coléricas y propensas a llevar este modo de ser a la acción. "Yo mismo soy asi", confiesa Williams. "Los de este tipo somos de los que siempre tocan el claxon en los embotellamientos".
n cierto estudio, 255 estudiantes de medicina varones se sometieron a una prueba ordinaria de personalidad. Entre aquellos que presentaron un alto grado de hostilidad se observó, 25 años después, una incidencia de cardiopatías de cuatro a cinco veces mayor en los demás.
unque la teoría de Williams coincide con el sentido común, algunos investigadores objetan su carácter especulativo. Ningún otro estudio ha podido confirmar que la conducta del tipo H propicie las enfermedades. Además, hay quienes aún insisten en que reprimir la ira es perjudicial.
e un estudio efectuado en la Universidad de Michigan por la epidemióloga Mara Julios se sacó en conclusión que no es sano aguantarse el coraje cuando se sufren insultos o ataques verbales injustificados. "Seria nocivo no manifestar nuestro enfado si alguien nos dice que somos unos estupidos", señala la investigadora.
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