ODO MATRIMONIO es una cosa viva. Subsiste merced a la renovación y el acrecentamiento diarios. Falto de cuidado, languidece y decae, lo mismo que nuestro cuerpo si no cuidamos de su salud. El matrimonio, en caso semejante, desciende a la mediocridad. l medio más adecuado para evitar los matrimonios mediocres consiste en darle a la juventud una noción verdadera de lo que significa el matrimonio. Hay que acabar con la mentira que lo pinta como una especie de baño turco emocional, donde dos seres se reclinan apaciblemente a gozar de su felicidad, desentendidos del resto del mundo. El matrimonio ofrece, a no dudarlo, aquellas alegrías y aquellas satisfacciones que anhelamos; pero no las otorga gratuitamente sino en premio del empeño que pusimos en alcanzarlas.
i reconocemos que el matrimonio es una cosa viva, entendemos por qué está sujeto a incesante cambio. Vivir es renovarse; y renovarse es cambiar. Cuando noto que una persona a la que conocí hace diez años sigue siendo la misma de entonces, me inclino a suponerla deficiente. He aquí -pienso- un hombre que no supo acrecentar y ampliar su personalidad con el caudal que deja la experiencia de lo nuevo.
n matrimonio también está expuesto a caer en la monotonía de lo rutinario. Imagino que la causa más frecuente de que marido y mujer quieran separarse es el mutuo cansancio, que engendra el mutuo deseo de cambiar. Ninguno de los dos convendrá en que está sea la razón. Sin embargo, en lo intimo de su ser, tanto él como ella experimentan el profundo hastío de vegetar unidos en la corrosiva uniformidad de esos días siempre grises y siempre iguales.
robablemente dos cónyuges que se hallen en tal estado de ánimo oigan con incredulidad a quien les insinúe que pueden procurarse cuantos cambios necesitan, sin buscarlos fuera de ese hogar que quieren destruir. Y sin embargo en todo ser humano hay latentes inmensas posibilidades que nunca alcanzaron a manifestarse por completo: el amor es susceptible de mil diversas formas de expresión: el número de asuntos que ofrecen a dos personas temas provechosos de conversación es ilimitado; son incontables las nuevas y absorbentes aficiones que marido y mujer pueden cultivar de consumo.
e hecho, uno y otra llevan en sí mismos, potencialmente, cuantos estímulos y cuantas novedades están echando menos. La causa de que el hogar haya acabado por serles monótono han de buscarla en la falta de iniciativa de ambos. Si procurasen hacer grato su matrimonio con igual empeño e igual ingeniosidad que aplican a eximirse del vinculo conyugal, acaso llegaran a disipar el aburrimiento que los rodea; tal vez descubrieran que el antiguo afecto no está tan muerto como suponen.
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