¿Debemos ir a Marte? Por Miguel Artime | Astronomía para terrícolas - mié, 8 ago 2012
Imagen del cráter Gusev, situado en Marte Seis de agosto de 2012, el rover Curiosity (o MSL) acaba de aterrizar en el cráter Gale del planeta rojo tras un alarde tecnológico de la NASA.
Los ingenieros lograron, tras una compleja y arriesgada operación, decelerar a la cápsula que transportaba a este gran robot (de casi una tonelada de peso) desde los 20.000 kilómetros hora a los que atravesó el espacio que separa ambos mundos, y posarla suavemente en el lugar planeado en Marte.
[Relacionado: El mayor artefacto humano que pisará Marte] El éxito del amartizaje y el fascinante trabajo que le espera al rover durante los dos próximos años, durante los cuales buscará rastros de vida presente o pasada, volverá a elevar el interés por nuestro vecino planeta rojo, provocando entre los aficionados la misma clase de preguntas que llevan décadas haciéndose. ¿Por qué no enviamos humanos a Marte?
La respuesta, todo un jarro de agua fría para los amantes de la carrera espacial, nos llega de la mano de Brent Sherwood, arquitecto espacial del mítico JPL de la NASA. En su opinión, los beneficios obtenidos por poner hombres en Marte simplemente no justifican sus enormes costes. Y cuando dice "enormes" lo dice con conocimiento de causa. Hablamos de 100.000 millónes de dólares invertidos a lo largo de las próximas tres o cuatro décadas. Una cantidad similar a la que España obtendría de sus socios comunitarios para sanear todo su maltrecho sistema bancario.
Y probablemente esa cifra se quedaría corta, como sucedió con la ISS, cuyo coste inicial se planificó en torno a los 10.000 millones de dólares en una década. Como es bien sabido, los costes reales terminaron multiplicando por 10 esa cantidad, y se tardó tres décadas en su ensamblaje. Para Sherwood, los robots lo están haciendo razonablemente bien a pesar de la creciente complejidad de los vehículos de exploración enviados a Marte. Y por un coste mucho menor. Fabricar y enviar a marte al MSL, por ejemplo, costó "apenas" 2.500 millones de dólares. [Puede interesarte: Descubren microbios capaces de sobrevivir en Marte
Una de las primeras fotos tomadas por el robot Curiosity en Marte En cuanto a los posibles experimentos en baja gravedad, Sherwood cree que la ISS permite hacer lo mismo, sin tener que emprender un costosísimo proyecto internacional para ir a Marte, proyecto que por cierto no figura entre los objetivos que el Congreso le pide a la NASA (mucho menos en tiempos de crisis como los actuales). Según el Acta de Autorización de la NASA de 2010, el objetivo a largo plazo del vuelo espacial humano y los esfuerzos exploratorios de la agencia, debe encaminarse a la expansión de la presencia permanente humana más allá de la órbita baja de la Tierra, de un modo práctico y con el apoyo de socios inversores internacionales. Por ello Sherwood cree mucho más lógico intentar antes colonizar la luna, un lugar mucho más próximo a la Tierra (y por tanto más económico y seguro), donde los astronautas podrían aprender muchas cosas sobre el trabajo en un cuerpo celeste sin atmósfera. Otros de los objetivos que Sherwood pide a cambio es el apoyo a los esfuerzos privados para viajar al espacio. Acelear los proyectos de turismo espacial ayudaría a hacer llegar el amor por el espacio a las masas. El arquitecto se imagina hoteles cargados de miles de visitantes en la luna para mitad de este siglo. [Relacionado: Mars One, la empresa que quiere colonizar Marte en 10 años] Finalmente, en su opinión otro de los problemas a solucionar antes de emprender camino a Marte es el de la energía limpia en nuestro mundo. Sherwood apuesta por la construcción de generadores solares espaciales que pudieran transmitir energía limpua y barata a nuestro planeta también para el año 2050. Estas tres opciones conjuntas, podrían estimular la expansión económica en la Tierra, atrayendo a inversores privados hacia la carrera espacial, algo que podría beneficiar a aquellos que sueñan con el histórico momento de ver a un humano pisar el suelo del planeta rojo. Así que como veis, la respuesta de Sherwood a la pregunta ¿debemos ir a Marte? no es en realidad un "NO" categórico, sino más bien un "vayamos por partes".
¿Y vosotros que creéis? Por cierto, antes de lanzaros a la yugular de este pobre escribano diciendo cosas como que gastar dinero en el espacio es perder el tiempo, quisiera recordaros los múltiples inventos que le debemos a la carrera espacial.
Feliz debate.
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