Pilar Sordo vuelve sobre el concepto que le es más conocido: el de la diferencia, es decir, reconocer que somos distintos, y como esto nos permite vivir mejor y desarrollarnos como sociedad.
Esta vez la autora pide agudizar la mirada en una edad específica: la adolescencia, con un llamado a sus cuidadores naturales, sus padres, para que entiendas esas diferencias, toleren sus sueños, comprendan sus vocaciones, sus pensamientos y estilos de vida distintos.
Este libro es un recorrido por las penas, las angustias, los problemas, la felicidad y las soluciones en la vida de los jóvenes con los conflictos y esperanzas que trae cada una de las etapas; y cómo los padres pueden ser los grandes colaboradores para que sus hijos adolescentes logren una vida plena.
RESUMEN
Este libro tiene como finalidad poder llegar a los padres y a los hijos ( desde los 8 años hasta la adultez ) de estos para poder estableces lazos mas firmes entre ellos, la autora recomienda la confianza entre sí, ya que en la actualidad las familias se ven muy alejadas o peleadas e indispuestas a dar de su parte para cambiar. Este libro se distribuye en partes las cuales son: De 8 a once años -Cambios- : la autora señala que desde esta edad a los niños se les debería explicar que es la responsabilidad, ser mas cercanos a su familia por ende tener mucha mas confianza, poder sentarse a la mesa a tomar once y conversar de sus actividades de todo el día, que jamás llegue eso de que coman todos separados. El porque de sus cambios corporales por que desde aquí se comienza a reflejar la pubertad que conlleva contradicciones, como el tener un cuerpo tan desarrollado y su mente no es tan así ademas de que estas situaciones llevan atrás muchos problemas, como que sus compañeros los molesten por ser diferentes a los demás, la psicóloga señala que las enseñanzas que se les da en la casa se ve reflejada en los actos que cometen frente a sus semejantes y también ante sus autoridades.
De 11 a 13 años -De cambios al terremoto-: En esta esa etapa se empiezan a reconocer su identidad personal, ya no todos son iguales, ellos empiezan a seguir a la niña de la tele, a ídolos que tampoco deberían ser tan estimados, primero que todo deben existir filtros, ver que ejemplos le da su ídlopara que las niños y niñas tengan buenos ejemplos. Ponerlos frente a problemas y que ellos puedan enfrentarlos y poder ayudar en las respuestas equívocas. Estos niños resultan como esponjas pueden absorber mucho, pero ahí deben aparecer los filtros. También se debería tocar el tema de la sexualidad, tener al cuerpo como el templo del alma, respetarlo, quererlo y amarlo, pero por sobre todo cuidarlo.
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