Pero ¿quién tuvo la magistral idea de inventar este popular dulce? Fue una mujer que vivía en un fundo algodonero, en el Valle de Cañete de nombre Josefa Marmanillo, pero a quien la mayoría conocía con el apelativo de Doña Pepa. Ella sufría de una parálisis que la había condenado a no mover ni juntar los brazos y manos por lo que pasó a ser esclava liberta. A pesar de todo el sufrimiento que padecía, tenía dentro de ella una extraña fuerza interior que la impulsaba a tener esperanzas de curarse algún día de sus males. Cuando se enteró acerca de los milagros que hacía la imagen del Cristo de Pachacamilla no lo pensó dos veces y se embarcó a Lima con el fin de acompañar a la procesión que año tras año convocaba cada vez a un mayor número de feligreses. Tanta era su fé, que el milagro ocurrió en el instante en que ella se encontraba arrodillada orando e implorando ayuda al Señor. Sintió de pronto un leve dolor en el pecho, al mismo tiempo que sus manos comenzaron a moverse hasta que al fin pudo juntarlas. Josefa cayó al pavimento llena de alegría y gratitud por el milagro conferido. A partir de ese instante una poderosa obsesión invadió su ser, tratando de buscar alguna forma de demostrar su agradecimiento al Señor por tan maravillosa obra. El tiempo transcurría sin encontrar cómo canalizar su devoción, hasta que un día en sueños encontró la receta del dulce que más adelante se convertiría en el más tradicional postre del mes de octubre. Los ingredientes que, según cuentan, empleó en la elaboración del turrón fueron: almíbar de jugo de frutas, yemas de huevo, manteca, harina y anís llevando encima de todo vistosos y coloridos dulces de hechura casera. Al día siguiente, durante un nuevo recorrido procesional, se le vió acompañando la imagen sagrada en posición erguida, llevando encima de su cabeza una tabla que contenía el sabroso manjar y entonces fue a partir de ese momento que se le conoce a tan popular dulce como elTurrón de Doña Pepa.
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