La chicharra o cigarra, Cicada orni, aturde con su sonido incesante los tórridos días de verano en los países mediterráneos, y aunque lo llamamos canto, en realidad se trata más bien de un concierto de percusión.
El ensordecedor sonido lo producen los machos para atraer a las hembras frotando un órgano estridulador -rechinante o chirriante- llamado tímbalo. Este se halla en los costados del primer segmento abdominal. Dicho órgano consta de unas membranas quitinosas -los timbales- y de dos cavidades con aire que funcionan como cajas de resonancia. Para apreciar el concierto de sus pretendientes, las hembras cuentan con unos órganos auditivos situados en la zona torácica. Aunque la serenata se puede producir en cualquier momento del día, suele ser más intensa al anochecer y al amanecer.
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