La lejía o hipoclorito de sodio,
desarrollada hace más de 200 años, ahora se encuentra en los hogares de todo el mundo y es uno de los desinfectantes de uso más amplio. Pero, ¿cómo mata a las bacterias?
En un estudio estadounidense publicado hace unos años en la revista Cell, un equipo de la Universidad de Michigan (EE UU), encabezado por la biología molecular Ursula Jakob, describió cómo, igual que a temperaturas altas las proteínas pierden su estructura molecular tridimensional y comienzan a aglomerarse formando conjuntos grandes e insolubles, tal como ocurre cuando cueces un huevo, el hipoclorito de la lejía hace que las proteínas pierdan su estructura y formen grandes aglomeraciones. Y del mismo modo que los huevos una vez que están cocidos jamás se vuelven líquidos otra vez, las proteínas aglomeradas habitualmente continúan siendo insolubles, y las células dañadas no se recuperan.
"Muchas de las proteínas a las cuales el hipoclorito ataca son esenciales para el crecimiento bacterial, de modo que la desactivación de esas proteínas probablemente mata a la bacteria", explica Marianne Ilbert, coautora del trabajo.
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