Aunque ya se hacían representaciones del nacimiento de Cristo hace siglos, se atribuye comúnmente la creación de la costumbre navideña del belén a San Francisco de Asís. En 1223, en una cueva de Greccio, Italia, el santo hizo una representación del nacimiento de Cristo para la celebración de una misa en Nochebuena. No se parecía mucho a las que solemos ver ahora, y no sólo por la falta del río hecho con papel de plata, sino porque tampoco había las figuras habituales. Sí incluyó, en cambio, la representación un buey y una mula.
Estos dos animales tienen el honor de estar presentes en el nacimiento gracias a este versículo (Is. 1,3) de Isaías: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne". En cualquier caso, parece que ya en el siglo IV, según los restos encontrados en unas catacumbas romanas, se representaba el nacimiento con estos dos animales.
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